En el relieve peninsular se distinguen:
A. La Meseta, inclinada hacia el Atlántico, constituida por materiales antiguos, que ocupa el centro y el occidente de la Península Ibérica. Está accidentada en su mitad por el Sistema Central, que la divide en dos altiplanicies: la submeseta norte, por la que discurre el río Duero, y la submeseta sur, por la que discurren los ríos Tajo y Guadiana
B. Los rebordes montañosos de la Meseta. Formados en los bordes de la Meseta que en la orogénesis del terciario es un bloque antiguo rígido: Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sierra Morena
C. La cordilleras periféricas. Los Pirineos, las Cordilleras Béticas y el Macizo Costero Catalán
D. Depresiones externas a la Meseta, formadas por las cuencas de los ríos Guadalquivir y Ebro
El núcleo de la Península Ibérica está formado por un conjunto de tierras altas que forman la Meseta. En el norte, la Meseta está bordeada por la Cordillera Cantábrica, orientada de oeste a este. El borde nordeste de la Meseta lo forma la Cordillera Ibérica. Entre este sistema montañoso y los Pirineos se extiende el valle del Ebro, cerrado hacia el Mediterráneo por las Cordilleras Catalanas. En el sur, Sierra Morena separa la Meseta del valle del Guadalquivir, limitado además por las Cordilleras Béticas.
La Meseta ocupa más de la tercera parte de la Península y está dividida en dos partes por el Sistema Central, que se prolonga en Portugal hasta la Serra da Estrela. La Meseta norte tiene una altitud media de 800 m; la Meseta sur es menos elevada; en su centro la altitud es de 600 m pero está inclinada del este (800 m) hacia el oeste (200 m).
La Meseta es un macizo formado por rocas antiguas y levantado en la era terciaria. Esas rocas antiguas, que caracterizan los relieves de la zona más occidental, desaparecen bajo una cubierta de sedimentos, de la era terciaria, sobre los que discurren el Duero en la Meseta Norte y el Tajo y el Guadiana en la Meseta sur.
En la Meseta norte la topografía diferencia tres sectores: al norte y al este se desarrollan páramos, tierras planas, elevadas y pedregosas; en el centro, la campiña es una llanura ondulada arcillosa; al oeste, donde la Meseta no está cerrada por ninguna cadena montañosa, se extiende la penillanura zamorano-salmantina en la que afloran los materiales antiguos.
En la Meseta sur los Montes de Toledo separan las cuencas hidrográficas del Tajo y del Guadiana. Forman un conjunto de alineaciones montañosas de rocas muy antiguas cuyas cimas no sobrepasan los 1.600 m. Aparte de los Montes de Toledo se distinguen en la Meseta sur tres grandes unidades de relieve: las llanuras del este, en algunas de las cuales aparecen manifestaciones volcánicas o importantes fenómenos cársticos en otras; el valle del Tajo, que discurre en una fosa tectónica; la penillanura extremeña.
El Sistema Central, que divide en dos a la Meseta, está formado por un conjunto de bloques separados por fallas y desnivelados por el plegamiento alpino. Las sierras que lo forman están separadas por puertos por los que se establecen las comunicaciones entre la Meseta norte y la Meseta sur.
La Cordillera Cantábrica aísla de las influencias oceánicas a la Meseta norte. Sus picos alcanzan con frecuencia los 2.000 m. de altitud lo que hace difíciles las comunicaciones terrestres entre la Meseta y el litoral cantábrico. Fue plegada durante la era primaria y de nuevo levantada y fracturada por los movimientos tectónicos del terciario. La glaciación cuaternaria ha modelado los relieves dando origen a circos glaciares y morrenas. Su sector occidental está formado por materiales primarios en los que los ríos han excavado valles profundos. En el sector central-oriental son abundantes los fenómenos cársticos.
Hacia el noroeste la Meseta se prolonga por los macizos antiguos de Galicia y de Tras os Montes de Portugal.
Galicia está constituida por un macizo antiguo: el Macizo Galaico es prolongación del macizo antiguo que constituye la Meseta, fracturado en el terciario, que termina en una costa recortada por rías, estuarios más largos que anchos, orientados según las fracturas del macizo antiguo. La erosión de sus relieves se debe sobre todo a la erosión fluvial.
Las cadenas montañosas de la periferia de la Meseta, a cuya posición se debe en buena medida la distribución de las precipitaciones en la Península Ibérica, se originaron en la era terciaria. Son relieves plegados y en ellos se alcanzan las mayores altitudes de la Península Ibérica: más de 3.000 m. en los Pirineos y más de 2.000 en las otras cordilleras.
Los Pirineos hacen frontera entre España y Francia a lo largo de 435 km. Su eje está formado por rocas antiguas y sus zonas externas por rocas más recientes. En esta cordillera aparecen las más importantes formas de erosión glaciar de España, debidas a las glaciaciones de la era cuaternaria. Las mayores altitudes aparecen en el eje de la cordillera (Pirineo Axial) formada en materiales antiguos. Los materiales más recientes, secundarios y terciarios, aparecen a ambos lados de eje (Prepirineo) plegados en la orogénesis alpina. El modelado glaciar (circos y artesas, numerosos y pequeños lagos) ha sido muy importante. Hoy sólo quedan algunos pequeños glaciares por encima de los 3.000 m.
Las Cordilleras Béticas son la mayor unidad de relieve montañoso de la Península Ibérica. Se extienden desde el golfo de Cádiz hasta el Mediterráneo alicantino unos 700 km. Se distinguen en esta cordillera dos unidades separadas por los llamados surcos intrabéticos. El primer sector lo forma la cordillera penibética en la que se encuentra Sierra Nevada y en ella El Mulhacén (3.482 m.) que es la cima más alta de la Península. El segundo sector es el subbético de relieves montañosos más bajos que bordean el valle del Guadalquivir, formadas en materiales secundarios y terciarios. Entre la cordillera Penibética y las montañas subbéticas, el tercer sector es el de las hoyas o surcos intrabéticos rellenados por sedimentos terciarios y cuaternarios.
El Sistema Ibérico. Constituye una amplia zona montañosa de relieve complejo formado por una serie de conjuntos montañosos y de depresiones. No tiene los caracteres de una cordillera alpina porque esas depresiones y pequeñas cuencas hacen que no muestre el verdadero carácter de una cordillera alpina, compacta y de relieves destacados. En sus relieves más altos hay formas glaciares que prueban la extensión de los hielos en la Península durante el Cuaternario.
Sierra Morena no es una cadena montañosa sino un escalón que separa la Meseta sur del valle del Guadalquivir. Su aspecto de sistema montañoso resulta de la erosión fluvial que ha modelado un relieve de sierras y valles profundos de grandes desniveles. Esta sierra morena , por el color oscuro de las rocas y de la vegetación, en la que la actividad agraria encuentra el obstáculo de las pendientes y de la falta de suelos, no fue colonizada hasta el siglo XVIII y fue refugio del bandolerismo. La diferencia ente el paisaje de Sierra Morena y el de las tierras andaluzas marca uno de los más intensos contrastes paisajísticos de la España peninsular.
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